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El senderismo es probablemente una actividad que siempre ha existido, aunque las actividades de ocio que conocemos en nuestra parte del mundo sean bastante recientes. En otros lugares, sigue siendo una actividad al servicio de la vida de las personas e incluso de su supervivencia. Adopta muchas formas diferentes, dependiendo del terreno, las distancias recorridas y el nivel de compromiso.
En definitiva, hacer senderismo significa caminar de un punto a otro, siguiendo un itinerario que puede llevar a una cumbre o a un lugar interesante: un valle, un lago o estanque, una cornisa, una meseta, una cresta, un bosque, etc.
Aunque algunos itinerarios incluyan tramos equipados para superar pasos difíciles o expuestos a caídas, no se requiere ningún equipo de protección personal, de seguridad o de progresión específico. Si así fuera, el itinerario entraría dentro de otro tipo de actividad, como las vías ferratas, la escalada, el alpinismo o el barranquismo.
Por último, aunque la tendencia actual sea el trail walking, nuestra idea del senderismo no está en absoluto orientada al rendimiento, sino más bien a una forma de conexión y contemplación con la naturaleza en la que se evoluciona. Si se dan indicaciones de tiempo junto con la dificultad o el desnivel, es como parte de la preparación para que puedas salir con total seguridad por una ruta adaptada a tus recursos.
Hay varias dimensiones a tener en cuenta a la hora de evaluar la dificultad de una ruta de senderismo. Tomaremos como referencia la propuesta de la Fédération Française de Randonnée Pédestre (FFRP): la guide pratique de cotation des randonnées pédestres (2015). De ahí la clasificación de tipo E3 / T4 / R2.
La dificultad energética de la marcha. La distancia y el desnivel son los principales factores que se tienen en cuenta.
Distancia: el número de kilómetros que hay que recorrer desde la salida hasta la meta.
Desnivel: la altitud acumulada que hay que subir a lo largo de todo el recorrido. Como una gran parte de las rutas son bucles, el desnivel positivo (D+) es igual al desnivel negativo (D-). Sin embargo, es posible encontrar rutas con una diferencia significativa entre D+ y D-, sobre todo en rutas de travesía.
Cabe mencionar aquí otro criterio: la altitud.
Algunas rutas de gran altitud añaden una dificultad física adicional: la escasez de oxígeno. Si esto ya es así en Europa para las rutas a 300 m o más, es absolutamente así en el Himalaya, por ejemplo, donde la dificultad puede basarse casi únicamente en la altitud si ésta es muy elevada. Una «caminata corta» de unos pocos kilómetros con poco cambio de altitud será agotadora si se está entre 5000m y 6000m, lo que es habitual en estas montañas.
La dificultad técnica o motriz del recorrido. Viene determinada por la presencia e importancia de los obstáculos. Esta dificultad puede hacer necesaria la utilización de una técnica de progresión más compleja, como la utilización de bordes (pies), la utilización de las manos, el apoyo con bastones o, en algunos casos, la progresión con ayuda de material local (cadenas, clavos, cable, etc.).
La dificultad psicológica de la excursión. En el sentido de la guía federal, corresponde a la exposición del senderista a consecuencias más o menos graves en términos de lesiones físicas (caídas o resbalones).
En nuestra opinión, a este riesgo físico se añade un riesgo psíquico vinculado principalmente a la dificultad de orientarse a lo largo del recorrido. Seguir un sendero GR todo el camino o combinar varios senderos balizados son 2 cosas diferentes. Salirse de la ruta es algo totalmente distinto. Requiere conocimientos más avanzados (lectura de mapas, por ejemplo) e implica mucho más al senderista en cuanto a la incertidumbre que debe gestionar.
Para saber más, el FFRP publicó en 2015 una guía práctica sobre la clasificación de los paseos.
Descargar la guía (en francès)
Estas tres dimensiones (física, técnica y de riesgo) influyen mucho en el esfuerzo que hay que realizar. Por no hablar de las condiciones meteorológicas, de sus propias capacidades y de las de sus compañeros de ruta.
Para emprender un itinerario de senderismo, es necesario haber previsto todos estos factores para poder disfrutar de la experiencia con total seguridad y de forma adaptada a ti y al grupo al que perteneces.
Para cada topo, una ficha técnica detalla, en la medida de lo posible, una serie de características relacionadas con los criterios antes mencionados.